Oh, querido Sancho, con el cuento de la crisis se nos ha vuelto del revés el alma
y me siento, como tú un pobre hombre sin ilusión alguna,
viendo como un escuadrón de falsos Quijotes abducidos por la visión de mil fantasmas capitaneados por los jinetes del Apocalipsis,
abanderan la insolaridad y la intolerancia
abrazando el credo del sálvese quien pueda
y buscando como posesos el santo grial del ande yo caliente.
Así es y en éstas estamos, fiel escudero.
Hoy en día, surgen por doquier Resucitapelayos que se creen aún en la Reconquista,
y van como Sepulcros blanqueados sacando pecho cuando hablan de imperios donde nunca se ponía el sol
mientras ponen el grito en el cielo si ven por sus calles pasear a algunos de sus ex-súbditos.
Sí, esos que balbucean que con el otro se vivía mejor cuando con ellos no hay quien viva.
Gentes que se ensañan ahora con aquellos que antes eran bien vistos y envidiados como si su pena fuera a desaparecer con ello.
Gentes que sabiendo quién es el culpable de su desgracia miran para otro lado buscando que pague el pato cono siempre el más débil.
Gentes que si tuvierán corazón ya no serían lo que son: gentuza sino personas.
Como te iba diciendo, amigo, y yendo al grano que ya me iba por otros derroteros
Aparta y échate a un lado, que la mierda empuja.
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