Los otros Wikileaks
– 19 DICIEMBRE, 2010PUBLICADO EN:
La revolución Wikileaks, más allá de secretos oficiales y confidencias diplomáticas, ha revelado dos verdades como puños. Una, la impotencia del Gobierno más poderoso del mundo para evitar la filtración progresiva de 250.000 cables diplomáticos que han dinamitado sus relaciones internacionales, amén de que obligarán a muchos países, EEUU el primero, a dar la cara y responder ante las denuncias por presuntos delitos.
La segunda ha sido la impresionante respuesta de la comunidad internauta ante los intentos de bloquear el portal de filtraciones, que nació en el 2006 pero que para muchos continúa siendo un enigma (a este respecto, el reciente WikiRebels, The Documentary, de la televisión sueca STV, resulta francamente recomendable). “Es posible anular el sitiowikileaks.org, pero imposible desactivar la distribución de su contenido en internet”, advirtió Steve Crocker, experto de seguridad en la red, en la última reunión del ICANN en Colombia.
Y así fue. Tras el acoso informático a la web dirigida por Julian Assange, han aparecido más de 2.000 mirrors (espejos) que garantizan su presencia permanente en la red, incluido uno bajo el dominio .cat. Tras los intentos de asfixiar económicamente a Wikileaks por parte de Visa,MasterCard, PayPal, PostFinance y Moneybookers, que cancelaron sus cuentas, grupos de ciberactivistas han difundido que todavía existen mecanismos para garantizar las donaciones al portal: una transferencia bancaria al Commerzbank de Kassel (Alemania) o al Landsbankinn (Islandia), un envío postal a un apartado de correos de la Universidad de Melbourne (Australia) o directamente en la web de Datacell.
La campaña de ciberataques contra los sitios que han boicoteado a Wikileaks ha dejado paso a otra iniciativa llamada a resultar, a la larga, más efectiva que la anterior en la lucha contra la censura. Anonymous y otros grupos han lanzado ahora Operation Leakspin, instando a liberar en la red los cables que todavía no han visto la luz, o que han pasado desapercibidos, o no han sido suficientemente bien explicados. Una llamada a la insurrección general que ya veremos si fructifica…
Mientras la atención sigue puesta en Assange, a Wikileaks, sigilosamente, le han surgido nuevos colegas. En Bélgica, Brussels Leaks promete desvelar los secretos que manejan las instituciones europeas y denunciar los trapos sucios de los 15.000 lobis con base en Bruselas. En París, un grupo de periodistas han creado Balkan Leaks, con la intención de “promover la transparencia y luchar contra el vínculo del crimen organizado y la corrupción política en los estados balcánicos”. De momento, ya han colgado los primeros archivos sobre la relación entre mafia y poder político en Bulgaria, y sobre la corrupción en la judicatura búlgara.
El próximo sitio será Openleaks, promovido por excompañeros de Assange. Tendrá un enfoque “más abierto” que Wikileaks y la colaboración de una red de organizaciones afines que serán quienes publicarán la información confidencial obtenida. Sus cabezas visibles, por ahora, son Herbert Snorrason, un estudiante islandés de historia de 25 años, y Daniel Domscheit-Berg, de 32, exportavoz de Wikileaks en Alemania, que el próximo 27 de enero publicará bajo el título de Inside Wikileaks sus experiencias en el portal de Assange.
Mientras, los simpatizantes de Wikileaks no paran de crecer, y tampoco las plataformas a su favor. La página del portal en Facebook batió un nuevo récord en la red social, pasando de 100.000 a 1,3 millones de seguidores en una semana. Las campañas de Avaaz, Free Wikileaks y Save Wikileaks son tan solo algunas de las que se expanden por el ciberespacio. En cierto modo, Wikileaks ha devuelto a internet su espíritu fundacional, abierto, solidario y colaborativo. Y Assange no piensa dar su brazo a torcer. La próxima bomba informativa, anunciada para principios de año, apunta a uno de los grandes bancos de EEUU. Se intuye que será Bank of America, que, casualmente, también acaba de cerrarle el grifo. Lo bueno, según parece, está por llegar. Bienvenidos a la transparencia.
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